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Siempre nos creemos que nosotros llevamos la iniciativa en nuestra vida y que todo se hace por nuestra voluntad. Seguramente, si no nos creyéramos tan ombligos del mundo, seguramente nos iría mejor. No somos nosotros los que llevamos las riendas. Es Dios el que nos ha elegido, el que nos envía y renueva a diario su compromiso por nosotros. Lo que pasas es que a veces está callado, dejándonos libertad, como Padre Bueno, para que seamos nosotros libremente los que le estrechemos su mano (una mano siempre tendida) y caminemos hacia donde Él nos guíe.
Él es el que nos ha creado; Él el que siempre nos ha elegido; Él el que siempre nos ha amado; Él el que nos envía; Él nuestro ejemplo; Él el Amor del mundo.
Juan Bautista de La Salle nos invitó a "no mirar nada sino con los ojos de la fe y a no hacer nada sino con la mira puesta en Dios". Sintámonos elegidos y enviados, y demos frutos.